Desde los primeros acordes, queda claro que Le Pachamama no es un grupo más. Es un proyecto musical con una identidad muy marcada, capaz de transitar entre estilos sin perder su esencia de canción de autor. El alma de este viaje son las letras de Jero Perea, creador y principal compositor, que con autenticidad, ironía y emoción logra dar forma a un repertorio variado pero cohesionado.
Uno de los mejores ejemplos de esta propuesta es «En la punta de la lengua», una canción con ritmo contagioso y alma gamberra, que refleja a la perfección ese contraste entre el amor sincero y la torpeza emocional. Con frases como «Tengo mil maneras de decirte que los días que me acuerdo, no me acuerdo mucho de ti», Jero nos muestra a un personaje tan entrañable como desastre. El tema, con su estribillo pegadizo y su energía desbordante, se ha convertido en uno de los momentos más celebrados en sus directos.
Por otro lado, «A mi ventana» representa toda una declaración de intenciones sobre lo que Le Pachamama busca transmitir con su música. Una canción de autor no tiene por qué ser solemne ni oscura. Puede ser luminosa, bailable y cargada de frescura. Y esta lo es. Con un estilo que invita al movimiento y un mensaje claro, el grupo nos recuerda que las buenas canciones no necesitan complicarse para emocionar.
Le Pachamama invita a su público a mirar el mundo desde su propia ventana: una donde cabe la ironía, la fiesta, la emoción y, sobre todo, la honestidad. Actualmente, la banda se encuentra inmersa en la preparación de su primer álbum de estudio, además de girar con una propuesta en directo que está conquistando cada escenario que pisan. También han grabado varias sesiones con SdMA (Sesión de micros abiertos) que verán la luz en las próximas semanas.
Para quien quiera explorar más, canciones como «El Vals de Nunca Jamás» o «500 Carnavales» ofrecen otros registros, otras rutas, pero siempre bajo el mismo faro: canciones que cuentan cosas, que suenan sinceras y que invitan a quedarse.
