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CONCIERTOS

Hablamos con SÉS, no te pierdas su forma de estar en el mundo y de entender la música

Unos días antes de su concierto en la sala Lula Club de Madrid hablamos con SÉS, una de las artistas más especiales del panorama nacional. Es modesta, canta en gallego, usa sonidos propios de toda iberoamerica y nos ha conquistado con su sinceridad. Puedes comprar entradas para el día 23 de febrero aquí.

¿Qué dirías que es lo más especial para ti de tu proyecto musical?
A mí me hace seguir la propia música, solo entiendo el arte como fin. Hay quien tiene la música como medio y quien la tiene como fin. Puedes tenerla como medio de ganar dinero, prestigio social, de conseguir lo que sea… pero no es mi caso. Yo nunca quise dedicarme profesionalmente a la música, no me consideré nunca tan talentosa o importante como para eso, pero sí fui siempre una gran apasionada, como consumidora y como “hacedora”. Y eso es lo que me sigue moviendo.

Hace no mucho leímos un titular en una entrevista que publicó la Agencia Efe que decía “Si no molestas no interesas”. ¿Consideras tu música una forma de molestar?

Yo no dije eso exactamente. Lo que  sí dije  es que cuando dices la verdad sobre ciertas cosas, molestas. Si no molestas, probablemente no la estás diciendo. Y si no estás diciendo la verdad, a mí me interesas lo justo. Lo que pasa es que los titulares son muy golosos y a veces descontextualizar ayuda con el clickbait.

«Diante un Eco» es tu nuevo trabajo, octavo disco de tu carrera. ¿Volvemos irremediablemente hacia un pasado trágico?

Ya desde la Grecia antigua a Nietzsche y su teoría del “eterno retorno” o Spengler,  teorizaron sobre una cuestión a la que la cultura popular también llega cuando dice, si me permites la simplificación,  que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Por desgracia, el empobrecimiento cultural y el inmobilismo social nos han llevado a una situación política y económica que hace treinta años nos parecía imposible. Tenemos 52 franquistas en el Congreso de los Diputados y una legislación que favorece a los mismos de siempre. A mayores, el retroceso en materia de igualdad es alarmante. En el ámbito musical, por ejemplo, la hipersexualización y cosificación de la mujer es vergonzosa y no deja de avanzar.

`Para cando eu mora´ es una de las canciones de este disco ¿Qué nos puedes contar de ella?

Es una canción de amor. Yo le canto muchísimo al amor, lo que pasa es que cuando hablas de determinadas cuestiones sociales, te cuelgan el San Benito y parece que sólo haces eso que ellos llaman “canción protesta”, que es un sintagma que detesto profundamente y con el que no me identifico en absoluto.

‘Para cando eu morra’ es un tema de amor que le compuse a mi pareja y que habla de lo nuclear de ese sentimiento, entendido en un sentido amplio. El amor, el humor y el desamor, como en el caso de Gloria Fuertes, son ejes centrales dentro de mi cancionero.

Desde que comenzaste ¿Han cambiado tus fuentes de inspiración?

Han cambiado poco, lo que pasa es que yo he evolucionado, obviamente, pues poco diría de mi no hacerlo en una década. Mi inspiración sigue siendo el ser humano, la realidad humana, la mía y la nuestra. Por supuesto también el contexto social, político y económico en cada momento, porque eso condiciona nuestras vidas, desde lo más abstracto a lo más concreto. Yo hablo de lo que siento, de lo que vivo, de lo que pienso… en eso soy una cantautora ortodoxa.

Para los que no te han visto en directo ¿Que nos vamos a encontrar el próximo día 23 en el Lula Club? ¿Nos compartes alguna anécdota o momento que te haya marcado?

Van a ver a toda la banda tocando temas del nuevo disco, pero también temas que me han acompañado todos estos años. Y sobre todo, van a ver a unas músicas y músicos estupendos con  un equipo técnico de primer nivel. Yo soy con diferencia la peor, pero lo voy disimulando.

¿Nos compartes alguna anécdota o momento que te haya marcado?

Podría contarte mil, como todo el mundo supongo, pero creo que una de las que más llevo en el corazón ocurrió en Suchitoto, en un pueblo del Salvador, a una hora de la capital, selva adentro. Allí estábamos tocando y cuando nos bajamos, vino un chico que había estado muy atento todo el concierto y se acercó mirándome fijamente. Cuando yo lo miré, me preguntó si me podía dar un abrazo y le contesté que por supuesto, que era un placer. Me abrazó de verdad, de ese modo que en Europa ya casi ni recuerda la gente que es posible y necesario. De humano a humano, fuerte y cariñoso.

Me contó que él se había criado en la guerrilla, sus padres pertenecían al FMLN y  había vivido la lucha campesina desde su nacimiento, literalmente en el centro del conflicto, entre balas y sangre. Me dijo que, aunque no entendiese mis palabras, de algún modo me había entendido y se había emocionado profundamente. Que yo cantaba de verdad, con el alma, y que eso era algo que traspasaba cualquier código. Después me invitó a ir con él a una especie de bar a las afueras del pueblo, al que desde luego  por múltiples razones nunca podría haber ido sin él. Allí conversamos hasta la madrugada y bebimos cerveza, mientras me enseñaba fotos de la guerra y me explicaba muchas cosas. Muchas hermosas y muchas terroríficas. Esa noche me la llevo a la tumba.

Los artistas ¿estáis sometidos a mucha presión?

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Creo que la gente abusa de la palabra artista y la usa para cualquier cosa. Yo no me llamaría algo tan grande. De todos modos, si lo que me preguntas es si la trascendencia pública lleva consigo presiones, por supuesto que las lleva. Pero me cansa mucho el victimismo en estas cuestiones. Creo que sobre presión te puede hablar más y con más razón alguien que no llegue a los mil euros que ningún “artista”.

¿Cuál es PRÓXIMO SINGLE que recomendarías escuchar a nuestros lectores (algún descubrimiento, rareza, tema mítico…)?

Les recomendaría ‘O medo dunha nena’, que es una canción de mi último disco nacida de la tristeza profunda. La escribí estando muy triste, tan triste que cuando quería grabarla para recordarla luego, lloraba, una y otra vez. Hice como 6 o 7 intentos, hasta que logré cantar una estrofa sin llorar. Pero aquel día descubrí que era capaz de hacer algo, que pensaba que iba a morir sin saber hacer, que fue sufrir tranquilamente. Yo que soy de sufrir desesperado, me encontré sintiendo una amargura calmada, consciente y esperanzada, porque en todo momento tuve presente que era transitoria, incluso en el momento más agudo. Creo que eso se nota cuando escuchas la canción y me gustaría dedicársela a todas esas personas que se consideran ineptas emocionalmente y que creen que sólo ellas son torpes gestionando sus emociones. Para que se sientan acompañadas en su flaqueza y recuerden que todas y todos somos débiles y fuertes. Y que eso es precisamente ser humano.

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